lunes, 10 de diciembre de 2018

Rashomon.

Rashomon (1950) es la primera película de Akira Kurosawa con una gran acogida en occidente consiguiendo el  León de Oro del Festival de Venecia. La obra es una adaptación de dos relatos del escritor Rasho Akutagawa, el autor retrata en Rashomon, relato homónimo de 1915,  la decadencia del Japón del siglo XII a partir de una discusión en las ruinas de la puerta de Rashomon, un lugar que había sido tan glorioso anteriormente como indeseable por entonces. En la película los personajes debaten en ese lugar, durante una simbólica tormenta, sobre el cómo y el porqué de unos atroces actos que Kurosawa adapta del relato En el Bosque, lugar donde se desarrolla el crimen.
La trama y época adaptadas funcionan perfectamente como símil emocional del Japón posterior a la Segunda Guerra Mundial, conflicto que había dejado muy dañada la moral y conciencia de la sociedad japonesa. Pero también se había generado un grado de apertura que artísticamente, aunque aún con censura, se traducía en una mayor libertad frente al tradicionalismo y el acallamiento de la crítica interna nipona durante la guerra. En propias palabras del director, posteriormente el más reconocido internacionalmente de su país, ''(Rashomon) fue como echar agua en los durmientes oídos de la industria de cine japonesa'' ya que pese a que en su país se interpretó como una película de difícil comprensión y demasiado occidental, la prensa americana y europea la elogiaron como toda una obra maestra.


A nivel cinematográfico sorprende la capacidad de Kurosawa para crear imágenes y captar momentos, por ejemplo la presentación inicial del templo, que retratan perfectamente el ''estado anímico'' de cada escena. También destaca la eficiencia con la que demuestra poder narrar una historia trascendente, con más ingenio que medios, y un minimalismo que da valor a cada uno de los intencionados detalles mostrados durante toda la película. Pero en Rashomon sobresale por completo su guión, el multiperspectivismo narrativo de la obra se articula a partir de numerosos flashbacks de la misma situación desde distintos puntos de vista, siendo estos totalmente contradictorios. Así la obra se dividiría en tres niveles espacio-temporales; el presente en el templo como reflexión de lo ocurrido, la declaración policial de los involucrados en el cuartel y las sucesivas y contradictorias narraciones sobre los acontecimientos en el bosque.
En la primera escena se presenta a un sacerdote, un leñador y un peregrino que están refugiados en el abandonado templo. Los dos primeros están afectados por algo que ha sucedido y el sacerdote se muestra pesimista respecto a las penurias que sufre el mundo. El peregrino sin embargo es totalmente cínico y consciente del sufrimiento y egoísmo humano. Tras esto, el primer flashback muestra como el leñador, dando un paseo, había encontrado el cuerpo de un samurai asesinado. El leñador está declarando lo ocurrido en el cuartel y esto da paso a la declaración del sacerdote en la que explica como se había cruzado, con anterioridad, con el samurái asesinado y su mujer. Así, como un juego de muñecas rusas e historias dentro de historias avanza la narración hasta llegar a  Tajomaru, ladrón y principal sospechoso del asesinato, él explica como llego a pelear a muerte con ese hombre por el amor de su mujer y a petición de ella misma tras besarla, todo esto pese a anteriormente atar al samurái y forzarla a ella violentamente. 
Tras una pausa de reflexión en el templo, el presente, se introduce la versión de la mujer declarando en el cuartel. Ella llega al sorprendente desenlace de que tras ofrecerse a que su marido la matara, porque no aguantaba como la miraba tras presenciar su ''impureza'', lo había asesinado inconscientemente y huido al despertar y ver lo ocurrido. Añade que intento suicidarse en el estanque pero no era lo suficientemente profundo. Las versiones difieren por completo  y posteriormente el asesinado, a través de un médium, explica como su mujer le traiciono pidiendo a Tajomaru que le matase para después huir y termina diciendo que se suicidó con la daga desaparecida.
Finalmente, en el templo se desvela que el leñador había mentido debido a que él era el ladrón de la daga. Daga que aparece recurrentemente en la película como representación de la verdad y de la culpa del leñador. La explicación supuestamente real de los acontecimientos muestra por qué todos habían ocultado parte de lo ocurrido y modificado las situaciones que les dejaban en mal lugar. La verosimilitud de la escena es abrumadora; las espadas no paran de temblar y el miedo aparece en la cara de la mujer que había provocado el enfrentamiento, también en el rostro del samurái desarmado en el suelo, pero sobre todo en Tajomaru que pospone lo máximo que puede un asesinato que no quiere cometer. Pero un bebé está llorando en el interior del templo, se solían abandonar niños en las ruinas de Rashomon y hasta un demonio se había ido de ahí por miedo. La deshumanización llega al máximo cuando el peregrino le roba la ropa al bebe escudándose en lo inhumano de los padres que lo dejaron abandonado. El sacerdote, que había perdido toda fe en la humanidad, coge al bebe en brazos y el leñador se ofrece a cuidarlo. Al final, aunque el sacerdote desconfía en primera instancia, la tormenta desaparece y no le queda más remedio que creer en él. Pese a que el ser humano es débil, egoísta y mentiroso, también puede tener el valor de la compasión y de actuar bondadosamente, ese es el camino a seguir que parece plantear Kurosawa.
Para concluir, mencionar que la influencia posterior de la película y el director en todo el mundo es incalculable. En Hollywood se hicieron adaptaciones tanto de Rashomon como de más películas de Akira Kurosawa con grandes presupuestos, pero sobre todo su estructura narrativa sigue plenamente vigente en nuestra realidad posmoderna de sobreinformación. Apreciando su influencia en The usual suspects, el cine de Tarantino de los 90 (Reservoir dogs, Pulp Fiction) o hasta en las películas más recientes de David Fincher (The Social Network, Gone Girl).

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